En el barrio Villareal, el parque infantil se convirtió en guarida de malandros, ratas y culebras
El espacio que hasta hace cinco años era un concurrido parque para la diversión de los niños del barrio Villarreal, hoy está convertido en una guarida de malandros, ratas y culebras cazadoras. De los cuatro escaños que había, dos en cemento y dos en madera, que servían para que los padres de familia acompañaran a sus hijos, sólo quedan pedazos de palos. De los dos kioscos sólo queda el recuerdo. Una destartalada ronda, dos inservibles ‘machín machón’ y el marco de una estructura que sostenía dos columpios, son la prueba fehaciente que en ese espacio, efectivamente, existió un parque infantil.
La maleza invadió el terreno y ahora es el sitio predilecto para los perros que lo adoptaron como su baño público. A decir de doña Nelcy Merchán, residente en el barrio desde hace unos 20 años, entre esa maleza es normal observar ratas grandes y pequeñas y, tras de ellas, llegaron las culebras. “Ya hemos visto tres como verdosas oscuras y medianas; la gente dice que son cazadoras, pero de todas maneras nos asustan porque por aquí viven muchos niños”, dijo.
Por falta de mantenimiento, la estructura que rodea el terreno empezó a ceder. Las grietas de los muros externos son evidentes y, en algunos sectores, amenazan con desprenderse y caer hacia el andén de la carretera principal que une a Bellavista con Santa Ana. Lo grave es que ese paso es bastante transitado por las personas que llevan los niños a los colegios y por quienes deben pasar a los barrios vecinos. Además de bicicletas, motocicletas y automotores.
“En campaña política sí nos prometen recuperarnos el parque infantil, pero llegan los gobiernos y nada, seguimos peor. Por la noche no nos atrevemos a pasar por allí, porque el parque se llena de muchachos y muchachas que se reúnen a meter vicio y quién sabe a qué cosas más. Nosotros, con nuestros propios recursos, intentamos arreglarlo pero es insuficiente, eso debe ser obra del gobierno municipal que revierta los dineros de los impuestos que nosotros pagamos y que traiga gente experta y aparatos nuevos”, señaló doña Nelcy.
Árbol a punto de caerse
La comunidad de Villarreal también clama de las autoridades competentes que le pode o arranque de raíz un árbol grande que está situado a bordo de carretera y que amaga con caerse y causar una tragedia. La planta parásita conocida como pajarito invadió el árbol, lo está secando y cada vez lo acuesta más.
Esa vía es bastante transitada y la caída de ese árbol podría ocasionar hechos lamentables.
“Hemos acudido a las empresas de aseo y a otras entidades para que nos corten el árbol, pero hasta el momento no ha sido posible. No sé qué estarán esperando”, señaló doña Nelcy.
Barrio por autoconstrucción
Villarreal es un barrio levantado por autoconstrucción. El dueño de esa finca era un ciudadano que la vendió por lotes para que la propia gente construyera su unidad residencial. De eso hace ya casi 30 años.
Para la época, el propietario y luego vendedor, aprovechó su popularidad y el agradecimiento de la gente, y optó por aspirar al Concejo Municipal. Resultó elegido durante varios períodos, hasta que llegó el momento en que los votos no le alcanzaron.
El barrio lo conforman 875 casas, en donde residen unas 4.000 personas. Sus vecinos viven en Escoflor, Bellavista (Balcones de Oriente), Alpes y Santa Ana.
“Ya es justo y necesario que adecúen ese espacio para el disfrute y la recreación de los niños de Villarreal. De inmediato oficiaremos a las entidades encargadas para que agilicen los trámites y reconstruyan el parque infantil, que, a su vez, era el sitio de reencuentro de las familias del sector. Respecto de la inseguridad, estamos a la espera que la Policía acepte la propuesta de la comunidad de Balcones de Oriente (Bellavista) y construya un moderno CAI en los dos locales que ellos están dispuestos a donar para tal fin. Sin duda, ese CAI traería grandes beneficios para el sector”, manifestó la personera municipal María Margarita Serrano Arenas.