El infierno sí existe, y lo padecen los internos de las estaciones de policía de Floridablanca
El infierno sí existe y de ello dan certeza los 77 internos de la estación de policía del barrio La Cumbre. De ellos, 14 están condenados por diferentes delitos comunes y los otros 63 están sindicados y a la espera de juicios en los que se establezca su culpabilidad o inocencia.
Su calvario lo padecen todo el día. De 6:00 de la mañana a 6:00 de la tarde permanecen en un patio, casi que amontonados, ya que su capacidad es sólo para 12 personas. Es decir, el hacinamiento es del 642 por ciento. Vale aclarar que esta cifra de detenidos puede variar, levemente, de un día para otro, teniendo en cuenta el número de personas puestas en libertad. Sin embargo, el porcentaje de internos allí siempre oscilará entre los 70 y los 90.
Al llegar la noche, la situación no varía. En un salón, que durante un tiempo fue empleado como comedor, duermen once internos. Unos lo hacen en colchonetas y otros en hamacas. Tres personas más, con problemas de salud, concilian el sueño en una pequeña celda, en colchonetas. Los restantes 63 hombres privados de la libertad pernoctan en un área de 55 metros cuadrados, en los que se acondicionaron seis celdas. El diseño original de estas celdas es como dormitorio para dos personas cada una, pero, en este momento cada una sirve de alojamiento de hasta diez.
Uno de los policías encargados de la vigilancia de los internos, quien prefirió reservar su nombre, aseguró que “la verdad es que en un espacio tan reducido no caben tantas personas, nos toca dejar las celdas abiertas para que puedan dormir ahí afuera, de otra manera no se podría”.
El desayuno, almuerzo y comida corre por cuenta del Inpec, y el menú es bastante similar al que le ofrecen a los privados de la libertad en las cárceles Modelo y Palogordo. Algunos tienen el privilegio que, de vez en cuando, sus familiares o amigos les hacen llegar un plato de comida diferente.
Respecto de los tres internos con problemas de salud, la situación es angustiante, pues requieren su traslado a centros penitenciarios del país para que el Inpec les cubra la atención y tratamiento médico. Por esta razón, la personera municipal María Margarita Serrano Arenas lanza un SOS a las directivas de la clínica Guane y la Secretaría de Salud Municipal, con el fin de que realicen exámenes médicos urgentes a esas tres personas privadas de la libertad e inicien su tratamiento médico.
El caso más delicado es el de un interno con debilidad, fatiga, falta de apetito, escalofríos, fiebre y sudores nocturnos, que coinciden con la sintomatología de la tuberculosis, que es una infección bacteriana que suele atacar los pulmones, aunque también puede dañar otras partes del cuerpo. Esta enfermedad se disemina a través del aire, cuando una persona tose, estornuda o habla. Es altamente contagiosa. Otras dos personas presentan síntomas de fracturas: una de ellas en una pierna y la otra, en el tabique nasal.
La presencia médica es urgente en esta estación de policía, para que los profesionales de la salud descarten o ratifiquen algún tipo de enfermedad o fracturas, y de inmediato inicien los tratamientos.
La ciudad cuenta también con la Estación de Policía Floridablanca, ubicada en inmediaciones del sitio Papi quiero piña, en donde también permanecen personas privadas de la libertad, condenados y sindicados, y la situación es bastante similar a la de La Cumbre.
Otro uniformado, quien también prefirió reservar su nombre, explicó que al interior de las estaciones de policía existe la Sala Temporal de la Privación de la Libertad, con capacidad para doce internos, quienes deberán permanecer allí hasta que un Juez de Control de Garantías les defina su situación jurídica.
“Cuando el Juez de Control de Garantías le impone al interno una medida de aseguramiento de carácter preventivo, de inmediato pasa a disposición del Inpec, pero, por el hacinamiento y la pandemia de Covid 19, esta entidad no está recibiendo detenidos, razón por la que deberán seguir en la Sala Temporal de Privación de la Libertad. Será el Inpec el que, discrecionalmente, determinará en qué momento empieza a recibir más retenidos”, aclaró el policía.
Desde hace por lo menos un año, la Personería Municipal viene exponiendo esta difícil situación ante las directivas de la regional del Inpec, pero, hasta el momento, no ha obtenido respuestas positivas. Esta crisis humanitaria empezará a resolverse en la medida en que el Inpec empiece el traslado de estas personas a los diferentes centros carcelarios del país.
“Seguimos oficiando al Inpec para que nos descongestionen las estaciones de policía y así, quienes se van y quienes se queden, mejoren sus condiciones de permanencia en reclusión. Mientras tanto, continuaremos visitando las estaciones de policía, velando por los derechos fundamentales de las personas privadas de la libertad”, manifestó la Personera Municipal.
Mientras el Inpec se apersona de esta situación, los internos en las estaciones de policía de Floridablanca seguirán padeciendo su propio infierno.
La voz entre rejas
José Manuel Moyano, de 35 años de edad, es una de los internos más antiguos de la estación de policía de La Cumbre, pues ya completó 22 meses como sindicado de abuso sexual en una menor de 16 años, delito que, asegura, nunca cometió.
Él es casado y tiene tres hijos. Reside a dos cuadras del sitio de reclusión y, por eso, tiene el privilegio que los martes lo visita su familia y le lleva los implementos de aseo y un almuerzo diferente, porque, como dice: “las comidas de aquí son muy malas”.
José Manuel sostiene que en las estaciones de policía es más llevadera la detención, pues, aunque haya hacinamiento, es más peligroso en una cárcel, en donde se mueven mafias y bandas que se apoderan de los patios. Lo malo, dice, es que en las estaciones los internos no descuentan tiempo, mientras en las cárceles, quienes estudian, obtienen seis horas diarias de descuento de pena y los que trabajan, descuentan ocho horas diarias.
“Lo malo de las estaciones son las enfermedades, que son fáciles de contagiar por lo que está uno encima del otro y no hay casi terreno para movernos. Las peleas aquí también son peligrosas por lo encerrados que estamos”, indicó.
Moyano le pide al Fiscal que lleva su caso que, por favor, agilice su boleta de libertad, teniendo en cuenta que no cometió el delito, tal y como lo demostró el dictamen de Medicina Legal.